martes, 3 de abril de 2018

Meditación acuática.

Imagen Editada. Ver Original: fuente imágen


Hace poco, mientras viajaba en el transporte masivo, estando en el fuelle de un bus articulado, que es un zona amplia del bus en donde se acomodan las personas de pié, a cada lado de espaldas al fuelle y de frente a las personas que se acomodan en el centro y al otro lado, he experimentado una experiencia meditativa muy interesante. He cerrado los ojos e Intentando "perder" el control sobre mis gestos faciales para abandonar la "postura" ante el prójimo, no sin antes tratar de controlarlos para que no pasaran del relajado dormido al simpático ojicerrado, y cuando encontré el impulso que me sacó del afuera mientras me mantenía plenamente consciente, empecé a navegar, es decir, a sentir que nadaba dentro de mi cabeza, y no me refiero a diluirme en pensamientos, me refiero a nadar dentro de un líquido que rellenaba el interior de mi cabeza desde el cuello hasta la parte superior, yo estaba disfrutando ese momento y podía sentirme tranquilo y al parecer en 2 lugares a la vez, el observador y el observado.

Durante no se cuánto tiempo he practicado una forma de meditación que consiste en poner la consciencia en modo meditativo, independientemente de lo que esté sucediendo, del ruido visual o auditivo, es como generar el silencio dentro de ti y observar cada cosa, cada sonido, cada pensamiento tuyo y cada idea o imaginación, como si fueran gotas de rocio sobre la hierba, o en un aguacero, reflejadas en el ojo de una persona que lo mira detrás de una ventana, y esa persona no tengo que ser yo. La idea es que yo puedo pasar de la mirada de esa persona, es decir, de lo que ve (e imagino que..) piensa, y siente, a la gota de agua o forma de onda que acaba de dejar una gota, a la gota, hasta convertir en las gotas del aguacero, todas las ideas, pensamientos y sentimientos que se mueven cada uno con el otro y hasta la pulsión que genera su interacción.

Si alguien se pregunta "y esto para que sirve" no se preocupe, cuando termine el ejercicio, esa pregunta habrá desaparecido y le habrá dejado una sonrisa de respuesta.



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