Fuente Imagen: http://www.santo-domingo-live.com/santo-domingo/belleza/el-mango.html
Una noche cualquiera en un charco cualquiera que refleje los sentidos vi pasar a un loco de esos que van por ahí caminando, deambulando, recorriendo esa soledad inmediata, contando lunas y estrellas. De repente se encontró con un mango, lo observó, era todo amarillo y al parecer delicioso, lo tomó y empezó a comer disfrutando de su miel madura, lo terminó y miró hacia arriba viendo el árbol de donde había caído y de su boca salió un (burp) gracias hermano, y decidió esperar a que cayera el siguiente, entre el antejardín la acera y la autopista esperó y espero, hasta que cayó el siguiente y lo atrapó antes de caer al suelo, tal como lo había pensado, y así siguió hasta que salieron los de la casa y empezaron decir un poco non de cosas, que ladrón , que roba mangos, que la policía, que no se que mil cosas que ni entendía. El solo les dijo: Yo espero aquí sentado los regalos de un hermano, de Dios. Uds. los torturan con palos, los bajan verdes con piedra, lo secan, no dejan alimentar a los otros hermanos, no permiten que fluya y retorne la energía y encima de todo se creen dueños de él y de sus frutos, Ha!.
Un día venía un mango cayendo por el lado de la autopista y salió corriendo a atraparlo, también venía un taxi, pero en fin era solo un loco y el taxi siguió avanzando hacia él, y él hacia el mango y el mango hacia abajo y el sol arriba y zas!...
Cogió el mango y siguió así hasta que un día una señora pasó hablando de una mariposa negra, 666 gatos negros bajo la escalera, etc, y pensando Uy!...
Y él, el lo supo cuando sintió ese suspiro arcano de descanso, sosiego, paz y serenidad tranquila. Ella lo condenó.
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