Es increíble, que un motorcito de un juguete con llantas te pueda hacer reír solo girando, o te pueda hacer llorar solo mirándolo y recordando tu risa. Cómo puedo pensar ahora, con mi llanto y mi risa, que cómo pude ser tan frío y tan duro, tan perverso y hostil hace un momento y como mi orgullo no me ha dejado frenar, sabiendo. Que destino tan extraño.
Hay muchas cosas que uno sabe y no practica, en ese momento, solo recuerda después de los hechos y a veces parece que siempre se dejó de hacer aquello que ya se sabía, y me lleva la duda, no se si vivir rápido o lento, aprender o equivocarme de nuevo si se, no se, no se si saber, se callar “a” veces cuando no lo hago, se hablar hasta confundir, enredar, resolver y ayudar. Pero se siente mal que las palabras salgan como hilo incontenible de cosas que sientes y otros seres que uno a veces no comprende, empiezan a tomar mis labios por casa?
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